- Socialización, que puede ser parcial en determinados casos, de la propiedad de la banca y demás establecimientos privados financieros y de seguros, de las principales fuentes de aprovisionamiento de energía, recursos mineros y otros recursos naturales, de las empresas monopolistas, las grandes explotaciones agrarias y el suelo urbano, garantizando una justa indemnización a los pequeños accionistas o el mantenimiento de su cuota de propiedad. El gobierno federal o los gobiernos de nivel inferior al federal administrarán, según los casos, este sector de propiedad social estatal o de todo el pueblo, y en él los trabajadores deben tener voz y voto en la marcha y administración de cada empresa.
- Mantenimiento de las distintas modalidades existentes de propiedad social colectiva de los trabajadores, como cajas rurales, mutualidades, cooperativas, sociedades anónimas laborales, etc., en el campo y la ciudad.
- Mantenimiento de la propiedad privada en los restantes tipos de empresas, así como ayuda estatal para su modernización o para su integración en el sector social, si ésta es la voluntad de sus propietarios. Comités de empresa, elegidos por toda la plantilla, con atribuciones relativas a las condiciones de trabajo y al cumplimiento de las normas legales sobre administración, producción o venta y empleo.
- Mantenimiento de la propiedad sobre los medios de producción y sobre la tierra en los casos de los trabajadores autónomos y las explotaciones agrarias familiares, y todo tipo de facilidades si prefieren organizarse colectivamente.
- Creación eventual de empresas mixtas entre los sectores antes citados.
- La política económica que impulse el Estado debe guiarse por un plan obligatorio para el sector estatal, o para la parte fundamental de él, y un plan indicativo para el resto de sectores -colectivo, privado e individual-. Sus objetivos son: alcanzar un crecimiento sostenido tanto de la producción, acumulación y consumo, manteniendo las relaciones adecuadas entre estos tres factores y entre industria, agricultura, etc., como de los resultados económicos, y tender al equilibrio en los intercambios con el exterior. Es decir, lograr que el mercado empiece a estar regulado conscientemente a fin de cubrir de manera progresiva las necesidades sociales, adaptarse a los cambios de éstas y evitar o paliar los efectos de la turbulencia económica internacional. En la aplicación del plan obligatorio habrá que combinar las medidas económicas -política de precios, salarios, impuestos, créditos, etc.- con las medidas administrativas. Para elaborar los planes y llevarlos a la práctica, además de la labor propia de los gobiernos federal y locales, se precisará contar con organismos representativos de los distintos sectores implicados, tanto central como localmente.
Promover la investigación científica y técnica mediante el plan para el sector estatal; estimular el desarrollo tecnológico en los sectores de propiedad colectiva y privada mediante el plan indicativo; impulsar la cooperación entre entidades estatales, colectivas o privadas, dedicadas a la producción, la técnica y la ciencia, tales como empresas, universidades, asociaciones científicas, etc., con el fin de ensanchar la base tecnológica propia.
La entrada de nuevas inversiones, la compra de tecnología o el establecimiento de empresas mixtas con capital extranjero deben efectuarse considerando las necesidades e intereses globales del país y no hipotecando el futuro de éste.
10- El sector estatal no debe ser subsidiario respecto de la empresa privada. Su función es la de proporcionar al país los productos y servicios vitales para la economía, la defensa y el bienestar de la población tanto en cantidad como en calidad. Para ello debe elevar su eficiencia, dotando a las empresas de un margen suficiente de iniciativa, responsabilizando a la dirección de éstas de los resultados y aplicando incentivos y sanciones; y actuar como motor de los demás sectores, la innovación tecnológica y las relaciones económicas con el resto del mundo.
- Cooperar en múltiples formas con el sector colectivo, para que éste despliegue plenamente sus ventajas en las actividades en que sea económicamente viable, promoviendo la creación de empresas de este tipo y transfiriéndoles, cuando sea conveniente, bienes socializados.
- Facilitar el desenvolvimiento de aquellas empresas y explotaciones agrarias privadas que sean rentables, cubran necesidades sociales o trabajen para la exportación, tengan unas dimensiones, un capital y una técnica adecuados y cumplan sus obligaciones legales, comprando una parte de su producción, encargándoles tareas parciales, estableciendo empresas mixtas, etc., sin caer en la arbitrariedad y la expoliación que son habituales bajo el sistema monopolista. Adoptar un enfoque parecido en lo que atañe a los trabajadores autónomos y pequeños campesinos cuyas actividades les permitan un nivel normal de subsistencia.
- Adoptar las medidas necesarias para impulsar la transforma-ción de todas las empresas privadas y explotaciones agrarias no rentables, dedicadas a actividades sin futuro o que no posean las dimensiones, el capital o la técnica adecuados, asesorándolas en cuanto a gestión, reconversión de actividades o tecnología, aconsejando su cooperación o fusión con otras empresas sin modificar el tipo de propiedad o bien promoviendo su organización como propiedad colectiva y dándoles eventual-mente facilidades crediticias o fiscales. En particular, ésta sería la vía más eficaz para afrontar el problema del hundimiento de un gran número de explotaciones agrarias familiares al' como el exceso de pequeños negocios urbanos en varias zonas.
Segons l’Argumentari 125 (22/3/2011), les raons d’ICV eren principalment:
- “ICV, d’acord amb la resolució del Consell de Seguretat de les Nacions Unides, dóna suport a l’alto el foc i a l’establiment d’una zona d’exclusió aèria per protegir la població civil líbia [...] ICV només acceptarà les actuacions derivades de la resolució 1973 del Consell de Seguretat de l’ONU”
- “ICV mantindrà una posició especialment exigent i vigilant sobre l’actuació del govern espanyol, que anirà contrastant en funció dels esdeveniments [...] Qualsevol actuació que excedeixi els límits de la resolució 1973, i en particular l’ocupació del territori libi, no comptarà amb el suport d’ICV”
- “Cal garantir el “dret a protegir” la població civil, restituir la pau i donar l’oportunitat al diàleg”.
L’oportunitat al diàleg i la possibilitat d’un alto el foc es van evaporar, sembla, quan, segons els mitjans de comunicació, els rebels, és a dir, el Consell Nacional de Transició de Líbia (CNT), van rebutjar la proposta de negociació presentada a totes dues parts per la Unió Africana (pels volts del 10 d’abril).
Aquest fracàs és un resultat directe del tipus d’intervenció, militar i no militar, en curs: formalment tothom diu que aplica la Resolució 1973 del Consell de Seguretat, però, paral•lelament algun dels governs amb més pes en l’operació, com el britànic, afirmen que el seu propòsit consisteix a enderrocar el govern de Gaddafi, i el nord-americà i també el britànic fins i tot reconeixen que han enviat allà unitats de les seves forces especials. Davant d’això, i com és lògic, el CNT no té interès a negociar cap alto el foc, mentre cregui que l’OTAN, o França o la Gran Bretanya o els EUA, li traurà les castanyes del foc, més tard o més d’hora.
El “dret a protegir” la població civil, en una situació com aquesta, tendeix a subordinar-se necessàriament a l’objectiu principal, encara que no formal, de l’operació, és a dir, o bé l’enderrocament del govern o bé la partició del país, i el bisbe de Trípoli, denunciant desenes de víctimes en els bombardejos contra aquesta ciutat de fa unes setmanes, no feia més que constatar aquesta tendència.
Per descomptat, les forces militars compromeses pel govern espanyol en aquesta operació no han començat a efectuar directament missions d’atac; ara, seria absurd considerar que actuen pel seu compte, garantint simplement la no arribada d’armes a Líbia: formen part d’una operació coordinada per l’OTAN i dirigida políticament pels pesos pesants de l’Aliança Atlàntica, amb les ziga-zagues que deriven dels interessos no coincidents d’aquestes potències en l’Àfrica del Nord.
No és pas el primer cop que una resolució del Consell de Seguretat fa de cobertura d’una operació de control territorial en aquesta àrea: recordem la Resolució 687, de 1990, que va servir per legitimar la primera de les coalicions internacionals successives que s’han muntat i la seva guerra del Golf, una coalició i una guerra, que Iniciativa va denunciar.
¿Quants morts col•laterals més i quanta contrastació més en funció dels esdeveniments necessita ICV per denunciar aquesta nova guerra humanitària?
Ferran Fullà, Agrupació de Sarrià-Sant Gervasi i Sectorial d’Economia i Treball
26/4/2011
La unidad de acción proletaria, sobre todo en lo político, es el nervio de la estrategia de los marxistas, pues cuando esta unidad de acción se realiza, las demás clases trabajadoras suelen seguir, también se allana el camino hacia el frente unido, y brota la tendencia hacia el partido unitario. La división de los trabajadores es una condición imprescindible para la subsistencia del poder de la burguesía monopolista. De hecho, en España, un alto grado de unión sólo se ha alcanzado durante periodos breves. Esto subraya la importancia de fortalecer en cada momento las formas más simples de unidad de acción que permitan las condiciones objetivas; y para ello hay que tener en cuenta varios criterios. Primero, enfocar la lucha por el objetivo principal en cada circunstancia, para encontrar un terreno común a las diferentes tendencias y movilizar a los trabajadores no organizados. En segundo lugar, es preciso establecer, siempre que sea posible, acuerdos por arriba, o sea, acuerdos formales entre los organismos dirigentes del conjunto de las fuerzas obreras, ya sean políticas, sindicales u otras. En tercer lugar, es necesario impulsar la unidad de acción por la base si otras fuerzas obreras adoptan una actitud cerrada, antiunitaria, y no se debe esperar simplemente a que cambien de parecer. Ahora bien, en este caso la unión por la base tiene que proponerse también como meta la unión por arriba. Y en cuarto lugar, cuando una fuerza obrera actúa en lo esencial favoreciendo al mayor enemigo del pueblo, hay que combatir a la dirección de esta fuerza, procurando separar la dirección de la base y ganar a ésta para la acción unitaria.
La unión sindical es un importante objetivo en la tarea de unir a la clase obrera. La garantía mayor para crear una central única reside siempre en el progreso político de nuestra clase; pero bajo condiciones políticas adversas, a la vez que se buscan las formas posibles de unidad de acción, hay que persistir en el objetivo de la unión sindical, ya que ésta responde a las necesidades elementales de la inmensa mayoría de los trabajadores, y esto sobre todo es importante en España debido a que la fuerza de los sindicatos aún es muy pequeña y, en cambio, la penuria económica de la clase obrera es muy grande. Las normas que deben guiar aquí la acción de los marxistas son: oponerse al fraccionalismo y a la escisión, promover la vida democrática en el sindicato en vez del trabajo en círculos reducidos, y ganar una posición dirigente gracias a lo acertado de la acción y no por otros recursos.
La integración de los sectores activos de la clase obrera en un único partido es un objetivo que corresponde a la identidad fundamental de nuestros intereses de clase. En España se han dado pasos en ciertos momentos hacia un partido único por dos vías distintas: paralelamente a acuerdos concretos de unidad de acción, como fue el caso del Frente popular de 1936, que dieron pie a la creación del PSUC y la JSU; o bien como fruto de la simple unidad de acción por la base en las CC.OO. de los años setenta, cuando el sectarismo y la impotencia del PSOE llevó a las filas comunistas a una mayoría de trabajadores de ideas avanzadas. En cualquier caso, para hacer posible la creación de un partido unitario cuando se den las circunstancias apropiadas, además de impulsar los movimientos de masas, hay que fortalecer las filas de los partidos y las organizaciones marxistas y defender los principios que son vitales para el progreso de la causa proletaria en cada período.
Si bien es justo reconocer que en el pasado no siempre el impulso unitario partió de los comunistas, no es menos evidente que ninguna otra fuerza obrera puede presentar un balance tan positivo, a pesar de nuestras equivocaciones y divisiones, en todo lo que afecta la defensa de los intereses populares. Por ello es necesario persistir en una posición marxista en situaciones, como la actual, no sólo de limitada incidencia política de los marxistas sin incluso de grave división y marginación.
Sobre los principios vitales en cada período, hay que señalar, por una parte, que su defensa permitió dar los pasos que se han citado hacia un partido único y, por otra, que ahora sólo se puede rehacer la fuerza social y política de nuestra clase, si se impone la comprensión de varios principios, entre los que juega un papel importante el trabajar por la unidad y no por la escisión. Sin duda, el PSOE se ha equivocado durante los últimos años en este y otros asuntos, pero también hay marxistas que han seguido una vía errónea, en uno u otro momento. De ahí que se tenga de persistir en los principios que deciden la orientación política y organizativa fundamental en cada situación, para avanzar hacia un partido unitario o, simplemente, para resolver las divergencias entre marxistas y favorecer la unidad de acción entre las diversas corrientes que hay en la clase obrera. Sobre este particular, cabe decir que en el ámbito español, la confrontación con el PSOE ha sido determinante en lo positivo y en lo negativo. En general, la posibilidad de encontrar un terreno común en lo político e ideológico con la socialdemocracia sólo se ha dado cuando la clase dominante ha prescindido de cualquier asomo de política de colaboración de clase. En el caso contrario, a lo más que se puede llegar es a ciertos pactos puntuales, generalmente en el ámbito local.
En cuanto a la relación entre labor parlamentaria y labor de masas, es indudable que la segunda es la principal y que, cuando prevalece la lucha parlamentaria, la vinculación de ésta con la lucha de masas es totalmente imprescindible. Respecto a la ofensiva y la defensiva, hay que señalar que la relativa fortaleza de la dominación de la burguesía monopolista da lugar a la preponderancia de las situaciones de defensa prolongada para el proletariado, en las que éste, para preservar sus fuerzas, incrementarlas paulatinamente y crear condiciones para la ofensiva, debe atenerse a la táctica de defensa activa, o sea, llevar acabo acciones puntuales y temporalmente ofensivas que desgasten al adversario por sus puntos más débiles.
La llamada economía sumergida incluye fenómenos distintitos, desde la ocultación total o parcial de actividades económicas hasta el crimen organizado y sus conexiones con el mundo empresarial. La ocultación de actividades efectuada por empresas grandes o medianas pretende maximizar beneficios, sobre todo mediante la sobreexplotación de unos trabajadores indefensos ante la perspectiva del paro. Fue una práctica tolerada desde el momento en que empezó la caída del excedente empresarial a mediados de los 70, siguió siéndolo después a pesar de que este excedente volvió a subir, y sigue siéndolo ahora. La incapacidad de dar empleo a una parte importante de la población activa y las dificultades de una número elevado de inmigrantes para normalizar su situación, pero también el agudo conflicto entre grandes empresas y pymes, explican la proliferación de pequeñas empresas totalmente o parcialmente ilegales, así como la extensión del trabajo a domicilio y de varias formas de contrata entre empresas legales e ilegales. En cuanto al crimen organizado (trafico de capitales, drogas, armas, mujeres, etc.), se constata su fuerte dependencia del exterior, tanto o quizás más que en la propia economía legal. Prescindiendo de factores políticos y sociales, la explicación económica de este hecho debe buscarse en lo siguiente: el sistema monopolista, al restringir la competencia en el propio país, da pie a que aparezcan las formas antes citadas de competencia “desleal” de la que algunas grandes empresas también se benefician a través del mecanismo de la subcontratación de actividades. Estas, junto con otras prácticas fraudulentas, generan a su vez unos beneficios no declarados. Una parte de ellos se convierten en activos financieros, como los pagarés del Tesoro, pero su rentabilidad suele ser baja; y para incrementarla, se puede recurrir a una de estas dos vías, según el riesgo que se asuma: la evasión de capitales, por medios contables por ejemplo, como la que practican numerosas empresas del país y multinacionales, o la conexión con las mafias.
El poder del Estado es el objetivo central al que debe apuntar la lucha de todas las clases dominadas en España para mejorar radicalmente su situación. Pero las posibilidades de esas clases en lucha por el poder son muy desiguales, debido a la misma desigualdad que existe en sus condiciones de existencia. La situación de clase en las relaciones de producción, su peso numérico, la concentración o la dispersión de sus efectivos y sus tradiciones ideológicas y organizativas, determinan su fuerza potencial y sus limites en el enfrentamiento con la burguesía monopolista y su Estado.
Partiendo de los rasgos objetivos de cada clase en la actualidad y teniendo presente también su evolución histórica, sobre todo, en el siglo XX, se llega a la conclusión de que las contradicciones de clase más importantes en España son, en primer lugar, las que enfrentan a la burguesía monopolista y al imperialismo con el proletariado, con la pequeña burguesía y con la burguesía media; segundo, las que oponen la burguesía media y la pequeña burguesía al proletariado; y tercero, las que dividen en ciertos momentos a la burguesía monopolista internamente. Así, a efectos de la lucha política, grupos sociales como los funcionarios o los intelectuales e, incluso, el semiproletariado aparecen ligados a una u otra de las clases citadas más arriba o se dividen respecto a ellas.
El capitalismo monopolista introduce numerosas novedades en el mapa de las clases sociales en España. Por un lado, consuma la división de la burguesía en dos fracciones bien definidas e integra en una de ellas a los grandes terratenientes. Por otro, amplía enormemente la clase obrera o proletaria a costa, sobre todo, del campesinado, modifica la composición interna de la pequeña burguesía, del proletariado y del semiproletariado, y cambia también la relación de las distintas clases con varios grupos sociales. La distribución y los rasgos básicos de las clases y grupos sociales son los siguientes :
Davant d’això, partint dels principis: “el mercat no s’autorregularà tot sol” o “la propietat pública és essencial per regulat els sectors clan de l’economia, i representa en aquests moments els interessos no sols de les classes treballadores sinó també d’una part important de la burgesia”. Hem de defensar que la immensa aportació de recursos públics per salvar els bancs tingui contrapartida de defensa de l’interès general. Per exemple, si el govern espanyol considera que avalant les operacions de crèdit, n’hi ha proa, nosaltres hem de propugnar que l’orientació política de crèdit sigui pública o consensuada amb els agents socials.
Nota.- Esmena presentada als documents de la sectorial d’economia i treball d’ICV
Aquesta afirmació es basa en això: el Banc d’Espanya, sota la direcció de L.A. Rojo, va fer els deures el 2000 i va regular el que podia regular: exigència de provisions bancàries altes i criteris més estrictes sobre el crèdit. La regulació del Banc d’Espanya ens ha estalviat el crac financer, però no pas la bombolla immobiliària ni el dèficit exterior del voltant del 10% del PIB. La banca no va fer ni cas de les exigències del regulador de restringir el crèdit hipotecari.
L’actual crisi financera
El 2007, l’esclat de la bombolla immobiliària als EUA fa trontollar tota la banca, i un sistema financer sense control amplifica i transmet la crisi a tot el món. A Europa, es produeix una situació relativament semblant amb l’esclat de bombolles immobiliàries a Irlanda, Gran Bretanya i Espanya. L’afectació d’uns recursos que pugen al voltant del 20% del PIB de la UE, aprovada pels governs europeus, per nacionalitzar una part de la banca o avalar-ne els préstecs interbancaris i l’emissió de deute, assenyalen la dimensió del problema.
Aquesta crisi posa de manifest, entre altres lliçons, que:
- la important socialització de la propietat practicada durant els últims tres decennis al món occidental (milions de petits accionistes directes, o bé indirectes per mitjà de fons de pensions) ha permès superar la situació d’estancament i inflació de la segona meitat dels anys setanta, però la privatització d’una gran part del sector públic i la desregulació del mercat financer, tant dins de cada Estat com al pla internacional, no permeten atenuar els efectes de les crisis cícliques.
Cap a un nou ordre econòmic internacional
El fet positiu més important d’aquests anys és l’intens desenvolupament econòmic dels països del Sud amb més població, com ara la Xina, l’Índia o el Brasil, i d’algun altre com Rússia, que ha fet sortir de la pobresa centenars de milions de persones, gràcies a combinacions molt diferents en alguns d’aquests països de propietat pública, col·lectiva, privada i individual, de planificació indicativa i mercat, i de recursos propis i inversió estrangera.
Els efectes del desenvolupament xinès i indi, principalment, han estat:
- l’augment de la demanda de primeres matèries, hidrocarburs i aliments, que, com hem dit abans, ha mantingut o elevat el preu d’aquests productes i ha ajudat al progrés econòmic experimentat sobretot per molts països de l’Amèrica Llatina.
- l’aparició significativa d’un eix Sud-Sud: acords comercials i inversions importants i creixents entre la Xina i l’Índia i un seguit de països americans i africans.
- la formació per primer cop d’empreses multinacionals basades en el Sud que absorbeixen grans empreses europees o americanes. La gran siderúrgia índia Mittal és l’exemple més espectacular.
- unes grans reserves de divises, que han finançat l’endeutament creixent dels EUA,i que junt amb el potencial de demanda exterior que comportarà el desenvolupament progressiu de les àrees rurals de l’Índia i la Xina, són ja ara un factor d’estabilitat financera i poden complir aviat una funció reguladora anticrisi al pla mundial.
De moment, tal com assenyala la presència de la Xina, l’Índia i el Brasil, entre altres, a la cimera sobre finances del 15 de novembre a Washington, els principals països delSud ja no poden ser marginats quan les potències occidentals han de prendre decisions d’envergadura. Ben aviat, el pes econòmic d’aquest grup de països superarà el dels occidentals, i les regles del joc de la globalització basada en la llei del més fort, com l’hem coneguda a partir de la descolonització, començaran a canviar.
L’enquistament de les guerres i els conflictes del Pròxim Orient
Es tracta principalment de:
- la continuació de les guerres d’ocupació a l’Iraq i l’Afganistan, de la colonització de Cisjordània i la consolidació de la Franja de Gaza com un immens ghetto.
- l’ocupació militar de curta durada del sud del Líban per Israel.
- l’amenaça de guerra contra l’Iran, definida en aquests moments com la possibilitat de raids israelians contra instal·lacions nuclears o militars, semblants al bombardeig israelià de fa temps contra un reactor nuclear a l’Iraq.
Pel que fa a la implicació europea en aquesta regió, les novetats consisteixen en això:
- sense deixar d’estar presents a l’Iraq, les tropes de molts països europeus tenen un pes cada cop més important a l’Afganistan.
- la UE s’alinea amb els EUA i Israel en el tractament de Hamas com a grup “terrorista” i també és responsable doncs del càstig col·lectiu imposat contra el milió de persones que malviuen a la Franja de Gaza.
- durant l’ocupació del sud del Líban, tres dels quatre representants de països de la UE al Consell de Seguretat de l’ONU voten no o s’abstenen respecte a l’exigència d’alto el foc a Israel.
L’expansió de l’OTAN cap a l’est
Als anys noranta els governs dels Estats implicats en l’OTAN van assegurar que no hi havia cap propòsit d’expandir aquesta aliança, en particular cap als nous Estats que havien format part de l’URSS.
Al final de l’última guerra balcànica, amb l’ocupació de Kosovo, l’OTAN va formalitzar el que acabava de posar en pràctica, és a dir, una intervenció fora de l’àmbit territorial dels seus membres, no motivada pas per cap amenaça d’agressió sinó basada en l’anomenat “dret d’ingerència humanitària”. En aquell moment, l’aplicació d’aquest “dret” per l’OTAN es va limitar essencialment a l’espai europeu, mentre que els EUA s’atribuïen l’aplicació d’aquest mateix “dret” al Pròxim Orient.
El 1999 es va produir la primera ampliació d’aquesta aliança militar amb l’entrada de tres Estats de l’antic Pacte de Varsòvia; dels set països que van entrar-hi el 2004, tres havien format part de l’URSS (Estònia, Letònia, Lituània); i dels cinc candidats a entrar-hi que hi han en aquest moment, dos també n’havien format part (Geòrgia i Ucraïna). Dels altres tres, dos són el resultat de les anteriors guerres balcàniques (Croàcia i Macedònia). Llavors, ara que la Guerra Freda ja és història i que l’OTAN agrupa 26 països i té cinc candidats a membre, quines són les seves funcions?
La primera, per ordre cronològic, ha consistit a ocupar el buit que hi havia hagut entre l’OTAN i el Pacte de Varsòvia, aprofitant els conflictes interns de l’exIugoeslàvia. Aquí convé afegir que, d’aquests conflictes, a part de tres nous membres de l’OTAN, n’han sortit com a mínim dos Estats inviables: Bòsnia i Kosovo, estructurats sobre bases ètniques més que no pas nacionals, supeditats a l’aportació financera de la UE i a la presència militar europea o americana; de fet, dos protectorats.
La segona, l’ús de tropes europees com a “contractistes” quan les forces americanes es troben sense efectius disponibles, o quan necessiten la cobertura d’una “aliança internacional” per legitimar les intervencions al Pròxim Orient.
La tercera, començar a establir l’encerclament militar de Rússia, com a mesura preventiva, davant el procés de recuperació econòmica d’aquest país.
Aquesta última funció s’ha anat fent visible progressivament:
- l’acord de Polònia i Txèquia a la instal·lació d’un sistema de míssils en aquests dos països, orientat a “interceptar míssils provinents de l’Iran”.
- l’aplicació d’un sistema de doble mesura en els conflictes dels Balcans i del Caucas: mentre que l’OTAN considera que Abkhàzia i Ossètia de Sud són simples territoris autònoms de Geòrgia, ha atribuït a Kosovo el dret a la independència, encara que en els documents firmats per la UE i l’OTAN al final de la guerra contra Sèrbia hi hagi el compromís formal de trobar una solució per a Kosovo dins el marc de la sobirania de Sèrbia.
- l’aventura militar del govern georgià d’aquest agost passat, mirant de canviar amb un raid fulminant l’estatu quo dels dos territoris autònoms, separats de fet per les forces russes de pacificació, i neutralitzada per una reacció contundent de Moscou.
L’aventura georgiana, preparada meticulosament amb el transport de tropes georgianes d’ocupació de l’Iraq i que ha comptat també amb l’ajut d’Israel, sembla més aviat un tempteig indirecte de la capacitat de resposta russa, abans d’acabar d’absorbir les exrepúbliques soviètiques de Geòrgia i Ucraïna dins l’Aliança Atlàntica.
- fins i tot una certa regulació del mercat financer (exigència de reserves més altes, condicions més restrictives per als crèdits i hipoteques), sense instruments públics més sòlids (banca, propietat del sòl), no pot impedir que la inversió immobiliària s’orienti a l’especulació, en comptes de fer-ho a les necessitats de la població. Aquesta és una lliçó específica del cas espanyol.
D’altra banda, hi han tres factors negatius més, connectats en un sentit o un altre amb la crisi financera: la tendència a la recessió; l’encariment de les primeres matèries, els hidrocarburs i els aliments; i l’aparició d’un nou entrebanc per al comerç mundial.
En proporcions molt diferents en cadascun dels principals països occidentals, la pujada de l’interès de les hipoteques i d’altres crèdits d’interès variable, la congelació de crèdit nou a persones i empreses, l’enfonsament del sector immobiliari i, en un primer moment, l’encariment de les primeres matèries, hidrocarburs i aliments, han disminuït el consum, cosa que ha tendit també a frenar o disminuir els beneficis empresarials i a fer lliscar el món occidental cap a la recessió.
L’encariment de les primeres matèries, els hidrocarburs i els aliments ha tingut almenys tres causes. Una de positiva per a molts països del Sud exportadors d’aquests productes: la demanda creixent, sobretot de la Xina. I dues de negatives: l‘ús d’una part dels cereals, sobretot als EUA, per produir biocombustibles; i el desembarcament de capital especulatiu en els mercats de futurs basats en l’estimació del preu de les matèries primeres d’aquí a un cert temps. Ara, la tendència a la recessió ha fet baixar la demanda d’aquests productes i també els preus, cosa que, d’una banda, frena la inflació, per exemple a la UE, i de l’altra, perjudica els països exportadors del Sud.
Acaba de fracassar l’anomenada ronda de Doha de l’Organització Mundial del Comerç, és a dir, les negociacions mantingudes de fa anys per incrementar el comerç internacional, a partir d’acords multilaterals per reduir subvencions, aranzels i altres obstacles. La causa principal és la resistència dels EUA i la UE a posar fi escalonadament a les subvencions massives de les seves exportacions agroalimentàries, que han arruïnat molts agricultors de l’Àfrica i l’Amèrica Llatina. En un moment com ara, aquest fracàs continua entrebancant el desenvolupament agrari de molts països del Sud, afavorint l’emigració de supervivència cap als països del Nord, i, frenant l’expansió del comerç mundial, també dificulta la sortida de la crisi per als països del Nord.
*Un socialismo como sistema económico abierto, basado en la coexistencia de varias formas de propiedad, con la pública como dominante.
*Un socialismo que tome formas muy distintas, de acuerdo con las condiciones peculiares de cada país, tanto en lo político –partido único o pluripartidismo- como en lo económico – mayor o menor peso de la propiedad pública, etc.-
Actualmente los mismos que tienen el poder decisivo en el Estado español lo tiene en Catalunya, aunque aquí la relación de fuerzas es algo distinta de la que se da en todo el Estado. La manifestación más clara de esta realidad la tenemos en el debate que ha envuelto al Estatut: su tramitación y aplicación facilita en parte la actuación de las fuerzas populares y, al mismo tiempo, amplía las posibilidades de conflicto ente el PP, minoritario en Catalunya, y los demás partidos.
Está claro que en último extremo la actuación de los partidos y de las clases en Catalunya responderá a los intereses en juego a nivel estatal y que los mismos partidos burgueses nacionalistas y los socialdemócratas del PSOE actuarán en las batallas más importantes de acuerdo con la relación de fuerzas en toda España prescindiendo de su relativa ventaja aquí. En caso contrario, se escindirán.
Con todo, podemos afirmar que el aislamiento del PP presenta en Catalunya mayores facilidades, y que esta consideración debe tenerse en cuenta al establecer la táctica.
El programa de acción de los marxistas en Catalunya debería ser esencialmente el mismo que en el resto del Estado, pero se deben detallar cuáles son hoy los aspectos más importantes de la lucha por las libertades nacionales.
La orientación estratégica de esta lucha es la conquista del derecho a la autodeterminación, a la vez que propugnamos la absoluta igualdad de las nacionalidades en una República democrática y federal. La táctica en estos momentos es defender el actual Estatut y desarrollarlo con aquellas atribuciones logradas, allanando el camino a la autodeterminación.
Cada una de las atribuciones del Estatut está vinculada a la defensa de los intereses obreros y populares, tanto políticos como económicos y sociales. Así lo debemos explicar esencialmente a los trabajadores inmigrados, para que entiendan que las libertades nacionales son inseparables, como lo fueron bajo el franquismo, de la conquista de sus reivindicaciones y de sus intereses históricos. Es necesario también aclarar tres cosas:
1. La ampliación de los márgenes de autonomía en Catalunya va a repercutir favorablemente sobre las otras autonomías, del mismo modo que el Estatuto catalán y el vasco representaron en su día el punto de referencia para los que se negociaron en otros sitios.
2. Por otro lado, si bien los marxistas defendemos las más amplias atribuciones autonómicas para las distintas regiones de la nacionalidad castellana, en Catalunya y el resto de nacionalidades oprimidas combatimos por el derecho a decidir su propio futuro. Sin explicar que aquí existe una opresión nacional, un intento de borrar una cultura, una lengua, una conciencia histórica,… se caería en el oportunismo.
3. Pero no podemos olvidar que los marxistas no podemos ejercer en estos momentos la dirección del campo popular, tan sólo es posible hacerlo alrededor de algunas luchas y únicamente en ciertas partes del territorio.
Por último, el programa de acción debería incluir la exigencia de que se cumplan del modo más rápido y satisfactorio los traspasos de servicios estatales a la Generalitat. Para movilizar al pueblo por las libertades nacionales hay que empezar organizando la oposición a los intentos de recortar el vigente Estatut.
Todas las demás teorías científicas han nacido vinculadas también al desarrollo de una u otra clase social. En los siglos XVII y XVIII, la aparición de las modernas ciencias de la naturaleza fue inseparable del ascenso de la burguesía como clase que necesitaba apoyarse en esas ciencias, desgajarlas de la mezcla de conocimientos prácticos, creencias mágicas y religiosas que dominaron en siglos anteriores, para edificar un tipo de sociedad capaz de revolucionar constantemente la producción, gracias a las innovaciones técnicas. Muchos científicos pagaron con la vida su audacia de poner en duda las creencias del viejo mundo feudal. Sólo más tarde, con el feudalismo casi barrido de la Tierra, la física, la química o la biología han pasado a ser patrimonio común de la humanidad.
Pero en el caso del marxismo existe una relación mucho más estrecha con el proletariado. Mientras la burguesía podía teñirse de mentalidad y política feudales y reducir el impacto revolucionario de las ciencias naturales al terreno exclusivo de la técnica y la producción, los trabajadores dependen totalmente del marxismo para alcanzar el poder y avanzar en su liberación: ninguna otra teoría social guió las dos grandes oleadas revolucionarias del siglo pasado ni inspira hoy en día la construcción de un socialismo embrionario en una serie de países que engloban a más de la quinta parte de la humanidad.
No puede haber, pues, movimiento obrero plenamente consciente de sus intereses que no sea marxista, y el marxismo, o las tesis teóricas de los comunistas -como señalan Marx y Engels en "El Manifiesto"- "no se basan en modo alguno en ideas o principios inventados o descubiertos 'por tal o cual reformador del mundo. No son sino la expresión del conjunto de las condiciones reales de una lucha de clases existente, de un movimiento histórico que se está desarrollando ante nuestros ojos".
A pesar de sus errores y retrocesos, de la misma confusión que hoy existe sobre la utilidad del marxismo, ninguna otra concepción del mundo y teoría social puede atribuirse la representación de los intereses del proletariado durante más de un siglo y a escala mundial.
LA VERDAD DEL MARXISMO ESTA EN LOS HECHOS
Para establecer su vínculo esencial con el movimiento obrero, el marxismo tenía que dar una respuesta satisfactoria al viejo problema filosófico de la relación entre teoría y práctica, entre pensamiento y acción: ¿en qué consiste la verdad de una teoría?, ¿de dónde provienen las ideas?. Y esto es algo que la burguesía revolucionaria no podía resolver puesto que, para instaurar su poder y mantenerlo, tenía que jugar con doble baraja: defender el principio de igualdad, como derecho igual para todos a ser patrón u obrero, como identidad de derechos para todas las naciones, por un lado, y, por otro, hacer lo necesario para que la minoría de patronos imponga su ley a la mayoría de obreros, y para que las naciones más fuertes opriman a las más débiles.
El marxismo, en cambio, puede proclamar ese principio revolucionario que la burguesía sólo acepta en el terreno de las ciencias naturales: la verdad de toda teoría está en los hechos. De esta manera, el marxismo -o el movimiento marxista- es capaz de encajar, sin desmoronarse, los cambios constantes en la realidad, y puede dar cuenta de sus mismos errores cuando una experiencia práctica concluyente deja en falso algunos de sus planteamientos.
Al afirmar que la práctica es, por regla general, lo determinante, la fuente de que nace todo pensamiento, y el rasero por el que se mide la verdad de éste, el marxismo es materialista y está a la escucha de la realidad.
Y gracias a este materialismo, el movimiento marxista o una parte de él ha escapado una y otra vez de la tentación dogmática, se ha orientado en las situaciones más difíciles y complejas y ha actuado en consecuencia. Tal fue el caso de Lenin cuando defendió la posibilidad de tomar el poder en un país atrasado, frente a aquellos marxistas que repetían que la revolución tenía que empezar en el occidente capitalista desarrollado porque así lo había escrito Marx.
UNA GUIA PARA LA ACCIÓN
Pero si la verdad no está en la cabeza de la gente, sino que se manifiesta por medio de la práctica, ¿cómo puede el pensamiento mandar, dirigir, o guiar la práctica? He aquí un asunto en el que se embrollan muchos intelectuales críticos, espiritualmente marxistas. Algunos sostienen que el análisis marxista no puede determinar ninguna línea de acción y sólo sirve de estímulo moral al revelar la miseria de hoy y permitir vislumbrar un futuro libre para la humanidad. Nos proponen, de hecho, que dejemos en manos de otros el tomar las decisiones prácticas políticas y económicas, con lo cual volvemos a encontrar la vieja impotencia de la burguesía revolucionaria para ligar teoría y práctica.
El movimiento marxista, en cambio, sostiene que la teoría recoge las leyes según las que se mueve una sociedad, o sea las formas regulares con que aparecen, se desarrollan, se influyen entre sí y mueren los diferentes ingredientes de la sociedad: las clases, el Estado, los factores económicos, las ideas y comportamientos,..., y gracias a ese conocimiento extraído de la práctica se puede orientar la misma práctica de una manera mucho más precisa, mucho menos ciega que antes para que concuerde con el movimiento de la sociedad y facilite el nacimiento de lo avanzado, en vez de oponerse a su despliegue. En esto radica en general la función de guía para la acción que posee la teoría marxista.
DIALÉCTICA Y REVOLUCIÓN
Ahora bien, hay algo más que añadir respecto de la influencia del pensamiento sobre la acción y la realidad social: en ciertas condiciones, el papel determinante no lo desempeña la práctica sino precisamente la teoría, el pensamiento. Por ejemplo, la práctica revolucionaria de los trabajadores es anterior al nacimiento del marxismo, pero, por tratarse de una práctica influida por las distintas corrientes burguesas o pequeño burguesas revolucionarias, no podía llevar al movimiento obrero hacia la victoria. Entonces, la aportación teórica de Marx cumplió una función determinante cuyos resultados se empezaron a obtener en el siglo XX.
Esto nos lleva a una reflexión más general. Por lo común, es el funcionamiento economicosocial (las condiciones objetivas) lo que se impone sobre la disposición consciente de los hombres para cambiar la sociedad (las condiciones subjetivas). Pero, a veces, ocurre exactamente lo contrario: la acción consciente de una o más clases trastoca el funcionamiento social y genera una nueva sociedad. Lo subjetivo pasa a ser objetivo: un rasgo típico de las situaciones revolucionarias, a las que el marxismo es capaz de responder porque concibe la realidad como unidad de dos aspectos opuestos en constante movimiento, en que ambos aspectos se condicionan, se influyen mutuamente, y en que, bajo ciertas circunstancias, el aspecto normalmente secundario se convierte en su contrario, pasa a ser el principal.
MARXISMO Y LUCHA DE CLASES
Y el marxismo ¿acaso no es una unidad de contrarios? Sí, lo es. Es una unidad de teoría y práctica, de teoría y movimiento de clase. Pero también es una unidad de corrientes diversas. Lo fue en la II Internacional entre socialistas de varias tendencias, fundamentalmente entre reformistas y revolucionarios, antes de que esta unidad estallase a raíz de la I Guerra Mundial y de la victoria de la Revolución de Octubre. Lo fue incluso en la III Internacional, mucho más unificada. Y más tarde, la oposición entre estas diferentes tendencias se agravó hasta llegar al conflicto abierto entre ellas y a sucesivas rupturas de la unidad anterior. Entre las causas que provocaron tales divisiones están las actitudes dogmáticas -como se dijo antes- y empiristas (que sólo ven los hechos aislados entre sí), y está la incomprensión de la unidad de los contrarios por ejemplo, de la unidad entre lo subjetivo y lo objetivo. A veces, una parte del movimiento marxista, rechazando la necesidad del golpe de timón de las fuerzas revolucionarias, ha reducido el cambio social a la maduración de las condiciones objetivas. Su determinismo le ha convertido en espectador de la revolución o, aún peor, en cómplice de los reaccionarios. En otros casos, ha habido marxistas que creyeron que la revolución estaba al alcance de la mano, que los revolucionarios podían apretar a placer el acelerador de la historia y provocar el cambio a medida de su voluntad y su esfuerzo. Y ese voluntarismo, esa fe ciega en la fuerza de lo subjetivo, los ha aislado de los trabajadores o, incluso, ha dado pie a que fuesen manipulados.
En general, para el marxismo como para las ciencias naturales, es inevitable la aparición de puntos de vista distintos ante nuevos problemas y situaciones, lo cual da lugar a varias tendencias, opiniones o enfoques dentro de la unidad básica del movimiento marxista. Pero a diferencia de las ciencias naturales, excepto en parte la biología, el marxismo está sometido al fuego directo de la lucha de clases, y aquellos puntos de vista que no concuerdan con la realidad se convierten a veces en agarradera de las clases explotadoras para utilizar una parte de la teoría y del movimiento marxista en beneficio propio. De ahí que, en ciertos momentos, el desarrollo histórico del marxismo se manifieste en rupturas abiertas de su unidad.
Pero, gracias a su ligazón esencial con la clase obrera y con el movimiento de emancipación de los pueblos, a su concepción dialéctica del materialismo, el marxismo ha ido superando las visiones miopes, deterministas o voluntaristas, dogmáticas o empiristas, derechistas o izquierdistas que constantemente lo acechan. Ha trazado en cada circunstancia histórica una frontera tajante con las posiciones más dañinas para el progreso del socialismo nacidas de sus mismas entrañas, y ha enriquecido su patrimonio en cada una de estas rupturas.
Ante cualquier partido o pensador que proclame su adhesión al marxismo, siempre se debe preguntar a quién sirve hoy en concreto.
Nota.-Ponencia para la IV Conferencia Internacional La Obra de Carlos Marx y los desafíos del Siglo XXI. La Habana, del 5 al 8 de mayo de 2008)